¡¡Feliz Día de la Mujer!!
Todo el equipo de Salud de la Mujer de la Mujer Dona i Nen te desea un FELIZ DÍA DE LA MUJER
Todo el equipo de Salud de la Mujer de la Mujer Dona i Nen te desea un FELIZ DÍA DE LA MUJER
La incontinencia urinaria es uno de los trastornos más prevalentes dentro de la población femenina. Se estima que hasta un 30% de las mujeres padecerán este problema en algún momento de su vida.
Muchas y diversas son las causas que pueden producir incontinencia: la edad de la mujer, el peso, la actividad física, la genética, los tipos de parto…son tantos y diversos los factores influyentes que por eso es un trastorno tan prevalente. Sin embargo, la importancia de la incontinencia no es su prevalencia, que también, sino la falta de calidad de vida que produce en la mujer que la padece.
La incontinencia, aunque cada vez menos, continua siendo un tema tabú. Es una patología que muchas mujeres no expresan tener, lo mantienen en silencio. Es como si dieran por hecho que toca pasarla, que es un factor evolutivo de la vida y que no hay nada que hacer…
Debemos tener en cuenta que la incontinencia urinaria femenina acostumbra a ir acompañada de trastornos en el suelo pélvico, es decir, o bien de prolapsos a nivel de la matriz, vejiga o recto o combinaciones de los mismos.
Por tanto, cundo hablamos de la incontinencia urinaria la enmarcamos dentro de los trastornos de suelo pélvico, entendiendo que ésta es una manifestación del estado de nuestro suelo pélvico, es decir, de los diferentes músculos y tejidos que hay en la pelvis.
La pelvis femenina está llena de músculos y tejidos que proporcionan la sujeción de los diferentes órganos de la pelvis. Cuando estos músculos se alteran, se debilitan o se lesionan, tal como si fuera un castillo de naipes, toda la estructura se rompe, por ello, y según la alteración, algunas mujeres solo tendrán incontinencia urinaria, o de gases o de heces, o prolapsos o combinaciones múltiples. Lo que sí que está claro es que cualquiera de estos trastornos disminuye la calidad de vida y la gran mayoría tienen solución.
Las mujeres con trastornos de suelo pélvico dejan de realizar actividades en las que puedan notar incomodidad, es decir, notar más el prolapso o bien que se le escape la orina. Por eso muchas veces dejan de salir a correr, de ir a bailar, de ir con las amigas a ciertos sitios… Esto disminuye su autoestima y cierra su círculo social.
En primer lugar hemos de ser capaces de identificar el trastorno. Como ya hemos dicho anteriormente es un tema que muchas mujeres ni tan solo expresan abiertamente en consulta por lo que somos nosotros, los profesionales sanitarios (ginecólogos y comadronas) que hemos de saber interrogar de manera dirigida. Hemos de hablar con la mujer abiertamente, que sienta que nos lo pueda expresar tranquilamente, que la escucharemos, que la entenderemos y que intentaremos sin ninguna duda ponerle la máxima solución. Porque no será lo mismo identificar el problema en una fase inicial que en una fase avanzada. Por ejemplo, en una mujer que acaba de tener un bebe, si en el post parto incidimos y remarcamos en cómo cuidar el suelo pélvico, en los ejercicios adientes, probablemente minimizaremos que a largo plazo aquella mujer tenga severos problemas de incontinencia. Y no vale en decirles un día y de forma protocolizada como parte de un guion aprendido, sino que le hemos de ir recordando, reforzando el mensaje, que la mujer entienda la importancia de lo que le estamos diciendo. Es decir, acompañar a la mujer.
Por tanto, lo que tenemos que hacer en primera instancia es identificar el problema. Una vez este hecho debemos averiguar qué severidad tiene, es decir, qué cantidad de orina pierde, con qué grado de esfuerzo se produce este hecho, si el prolapso que tiene es de primer, segundo, tercer o mayor grado…
Para hacer esto utilizaremos dos herramientas: la exploración física y unos test de calidad y severidad de la incontinencia. En cuanto a la exploración física debemos observar la zona pélvica, ver si las relaciones anatómicas están conservadas, como está el estado muscular (su tono, su capacidad de contracción), explorar que no haya antiguos desgarros musculares (muy típico después de los partos)… una vez hecho esto podremos solicitar a la mujer que complete una serie de test que nos darán una visión sobre el grado de incontinencia e intentaremos poner un poco de objetividad a un problema que tiene mucha parte de subjetividad y emocional.
Una vez tengamos el problema identificado deberemos solicitar una serie de pruebas complementarias para poder obtener un poco más de información de cara a plantear un tratamiento. Las pruebas que nos ayudan dependen como ya hemos dicho de qué trastorno tenemos. Enumerando algunas de estas hablaremos de la ecografía de suelo pélvico para valorar estabilidad uretral, de la urodinamia para valorar tipo de incontinencia y severidad de la misma, de las manometrias para valorar tonos esfinterianos…
Y una vez tengamos una visión de lo que hay y de en qué grado está, es hora de plantear una opción terapéutica a la mujer.
Los tratamientos de los trastornos del suelo pélvico son, como su origen, diversos y multiprofesionales. Uno de los grandes problemas que entendemos como causantes del ‘desprestigio’ que hay en los tratamientos del suelo pélvico, es el hecho de que no se han indicado durante años de manera correcta y que no se trabaja habitualmente de manera conjunta e interdisciplinar. Una patología tan amplia y que está producida por alteraciones múltiples en diferentes órganos-sistemas requiere sin lugar a dudas de una solución integral y un abordaje interdisciplinar. Es decir, que en la mayoría de los casos requeriremos diferentes actuaciones para poder restablecer la anatomía y la funcionalidad.
Pues tenemos la rehabilitación funcional de suelo pélvico, tenemos la cirugía y tenemos los tratamientos farmacológicos. Este último son fármacos que nos ayudarán a evitar la incontinencia de orina cuando ésta es de urgencia.
La rehabilitación de suelo pélvico es una parte importantísima del tratamiento de los trastornos del suelo pélvico. Es básica y capital cuando identificamos estos en fase inicial y es clave para preparar los músculos de cara a una posible cirugía.
La rehabilitación debe hacerse en lugares específicos y conducidos por un médico rehabilitador que conozca la patología y sepa hacer trabajar esta musculatura.
Nos queda la cirugía. Esta como ya vais viendo no siempre es necesaria pero si lo es, es crucial que hayamos llegado a ella después de haber identificado el trastorno, de haberlo estudiado, de haberlo trabajado y teniendo pues muy claro que una opción correcta para solucionar esto es la cirugía. Y llegado este punto debemos saber identificar bien cuál es la mejor opción quirúrgica
Los tratamiento quirúrgicos son diversos, a veces se realizan como actos únicos y otras veces es necesario aplicar diferentes de ellos a la vez: disponemos de la colocación de bandas anti urinarias, de colocación de mallas para sujetar la musculatura del suelo pélvico (tanto por vía abdominal como por vía vaginal), cirugías reparadoras de la anatomía (para reducir prolapsos, para restablecer funcionalidad esfinteriana)…
Ya veis pues que un solo signo de aviso como puede ser la incontinencia se debe ver con una visión muy amplia e integradora.
En Salud de la Mujer Dona i Nen creemos en la medicina personalizada pero también en la excelencia profesional. Es decir, nuestro principal objetivo es ayudar a nuestras pacientes por lo que somos conscientes de que tenemos que organizarnos en torno a ellas. Saber qué necesitan y que les puede dar la mejor solución.
Afortunadamente y refiriéndose al tema del que hablamos hoy , el servicio de Ginecología y Obstetricia de Salud de la Mujer Dona i Nen consta de profesionales suficientemente preparados para llevar a cabo todas las fases que hemos explicado hasta ahora: identificación, diagnóstico, opción terapéutico y seguimiento. Disponemos de los profesionales adecuados y apropiados en cada fase para que nuestras pacientes puedan volver a recuperar la calidad de vida que un día perdieron y vuelvan a sonreír con nosotros.
Desde este jueves 29 de octubre, nuestro centro Salud de la Mujer Dona i Nen de la Clínica del Vallès (Sabadell) cuenta con la presencia de una acupuntora propia para completar la oferta de servicios y tratamientos en salud de la Mujer con sesiones de acupuntura. Este tipo de terapia tiene un resultado muy positivo en distintas patologías y disfunciones de la mujer y es un excelente complemento a los tratamientos tradicionales en ginecología y obstetricia; dado que no presenta efectos secundarios, es especialmente recomendable durante el embarazo.
La acupuntura es una terapia basada en la inserción y manipulación de agujas sobre el cuerpo que tiene por objetivo restaurar la salud y el bienestar del paciente. Esta terapia lleva más de 3.000 años practicándose en el mundo oriental, siendo la vía de entrada de la Medicina Tradicional China en Europa. Originalmente, se basa en una medicina holística que contempla al Ser como un Todo: cuerpo y mente. En este contexto, toda enfermedad es un proceso de desequilibrio que se debe y puede restablecer. Hoy en día, se usa en combinación con la medicina occidental para obtener los mejores resultados.
En la actualidad, existen numerosas patologías de la mujer en la que la acupuntura puede ser altamente beneficiosa:
Nuestra acupuntora, Maite Miranda, es enfermera titulada y profesora del Máster en Acupuntura de la Escuela Universitaria de Infermeria de Sant Joan de Déu, además de participar como ponente e investigadora en numerosos congresos de la especialidad. Maite está especializada en el tratamiento con acupuntura en salud de la mujer, especialmente durante el embarazo.
A día de hoy, la acupuntura es una terapia complementaria cada vez más popular en los países occidentales, donde está disponible en centros de salud especializados como Salud de la mujer Dona i Nen – Clínica del Vallès. Sus principales ventajas son la ausencia de efectos secundarios y el no estar asociada al consumo de fármacos. Por ello, la acupuntura puede combinarse con otros tratamientos médicos, aunque siempre debe considerarse como un tratamiento complementario y no sustitutivo. Habla con tu ginecólogo u obstetra Dona i Nen o contacta con nosotros para obtener más información y concertar cita con nosotros.
El suelo pélvico es un conjunto de músculos y aponeurosis que sostienen los órganos de nuestra pelvis. Actúa como un diafragma en constante equilibrio.
La alteración de uno de sus componentes comporta el desequilibrio de todo el conjunto pudiendo conllevar una incontinencia de orina, d heces y/o prolapso de los órganos pelvianos.
Muchas mujeres ocultan y callan que tienen problemas de incontinencia. Otras muchas cuando notan que tienen un prolapso o bien se asustan o bien minimizan su importancia. Qué debemos hacer?
Lo primero que debemos hacer es entender que tanto la incontinencia como los prolapsos de los órganos del suelo pélvico son muy habituales entre la población femenina. Más de 2 millones de mujeres están afectas de ello.
No es algo que debamos tener y punto sino que es un problema que tiene solución. Lo más importante es acudir a un profesional en el tema para que te orienta sobre las posibles soluciones.
Debes acudir a Unidades de Suelo Pélvico bien preparadas para ello.
La causa de la endometriosis no se conoce con certeza, existen varias teorías:
– Menstruación retrógrada: durante la menstruación, parte del tejido menstrual (endometrial) pasa a través de las trompas por flujo retrógrado hasta llegar al abdomen y allí forma implantes. Sin embargo se conoce que esto sucede en muchas mujeres que no tienen endometriosis.
– Defecto de la inmunidad responsable de la limpieza de microbios y de células anormales en el abdomen, de esta forma las células endometriales no se reconocerían como extrañas dentro de la cavidad abdominal y podrían formar implantes.
– Componente genético. Existen familias en las que la madre y varias hermanas presentan endometriosis, por lo que se supone un componente hereditario.
Muchas mujeres con endometriosis no tienen ningún síntoma, su diagnóstico es un hallazgo al realizar una ecografía o una cirugía por otro motivo.
Es el síntoma más frecuente, el dolor suele coincidir con la menstruación (dismenorrea) aunque con la progresión de la enfermedad el dolor suele aparecer antes de la menstruación, manifestándose durante todo el ciclo.
Debemos tener en cuenta que no todos los dolores menstruales son por endometriosis, el dolor menstrual de los primeros años de la vida reproductiva de la mujer mejora con la edad y sobretodo después de tener hijos, debe ser motivo de consulta el que aparece más tarde y que aumenta con los meses.
La penetración vaginal puede comprimir alguna zona afectada por la endometriosis: los ovarios (que habitualmente se localizan por detrás del útero y adheridos al mismo), el techo de la vagina y los ligamentos úterosacros, provocando dolor (dispareunia).
La mayoría de mujeres con endometriosis tienen menstruaciones regulares, sin embargo la formación de sustancias no habituales en la pelvis y las modificaciones del funcionamiento ovárico normal pueden alterar el ciclo endometrial y generar pérdidas fuera de las menstruaciones.
No todas las mujeres con endometriosis tendrán dificultades para conseguir un embarazo. Sin embargo la endometriosis pueden ser causa de esterilidad por varios mecanismos: adherencias pélvicas que impidan el movimiento normal de las trompas e incluso las obstruyan, inflamación dentro del abdomen que impida la unión entre el óvulo y el espermatozoide y secreción de sustancias dentro del abdomen que no sean habituales y entorpezcan el proceso normal de fertilidad.
Por otra parte, se desconoce por que una vez conseguido el embarazo, las mujeres con endometriosis presentan un mayor riesgo de aborto. Al parecer estas sustancias anormales fabricadas por la endometriosis y las alteraciones de las defensas que generan pudieran ser las responsables de estas pérdidas gestacionales de repetición.
Endometriosis
La endometriosis es una patología benigna que consiste en la aparición de endometrio (la capa de mucosa que recubre el útero por dentro) fuera del útero, formando quistes, placas o nódulos. Su principal síntoma son dolores y molestias que acompañan a la menstruación, y que puede afectar negativamente a la fertilidad.
Se estima que la presentan hasta un 10% de mujeres en edad fértil y que entre un 30 y 50% de mujeres con endometriosis pueden cursar con infertilidad. La severidad de los síntomas que sufre una mujer a raíz de la endometriosis varía mucho. Mientras que en algunas mujeres la enfermedad apenas causa molestias y pasa prácticamente desapercibida, en otras puede dar lugar a síntomas tan intensos que impiden llevar una vida personal y profesional normal, siendo incluso causa de incapacidad. Por este motivo, es importante que consultes con tu médico si:
Su evolución imprevisible, algunas mujeres pueden presentar pequeños implantes, en ocasiones diagnosticados al operarse por otro motivo, que no se modifican durante toda la vida y que no les den ningún síntoma. Mientras que otras pueden tener una enfermedad que se desarrolle extensamente en el abdomen con dolor abdominal y que haga necesarias varias intervenciones quirúrgicas durante toda su vida.